29 octubre 2006

Sótano Tour Live in Concert

John Torres

Honorable discharge
(Inclosión honorable)


Escapar es siempre un pase al origen.
Deleuze

En el momento preciso escaparé
por la ventana de su vientre.


Juanmanuel González

Primera confesión

no te lo voy a negar
desde hace no sé cuánto tiempo
siento la extraña tentación
de oler tu ropa interior
y acostarme con todas tus muñecas…


Amarilis Tavarez

Olvídalo

Olvídalo.

Ese espacio vacío entre mis jeans y mi piel
está tomado.


Juliocesar Pol

Utopía

La luz necesaria.
La libertad precisa
y la negociable.
La salud, el techo
un poco de pan
y tú.


Federico Irizarry

Imago Mundi

Entre el poder extremo
y la masturbación

no hay diferencia alguna:

el hombre termina
ejerciendo su soberanía

a solas.

Ternuras aéreas



un avión cruza el atlántico llevando consigo 150 personas que no mirarán sus rostros por temor a verse en un espejo. otro avión, hacia occidente, se dirige al pacífico con 200 turistas armados de cámaras fotográficas. otro más tropical y primitivo, levanta vuelo pesado hacia la ciudad de los rascacielos con 300 personas a bordo que lo sobrecargan con neveras llenas de pescados frescos, cajas de plátanos y postales paradisíacas. uno de ellos sale del polo sur, tan sólo para un encuentro romántico con groenlandia mientras varios de ellos, pequeños y febriles, se estrellan en las rocallosas. he de preguntarme entonces: de todas esas líneas paralelas cómo pudimos cruzarnos en el camino tú y yo.



(demonios en la linterna, 1999)

27 octubre 2006

No existen


NO EXISTEN FILÓSOFOS ESCÉPTICOS -magister
.....................dixit-
LOS ESCÉPTICOS ESTÁN EN LAS TABERNAS Y EN
.....................LOS BARES
Así decía PQRST, joven catedrático,
una tarde de abril de 1999
OYE KANT EN QUÉ TE BASAS PARA DECIR QUE
................EXISTE ALGO QUE NO SE PUEDE CONOCER
¿KÓMO KONOCES, CAN'T, LO INCOGNOSCIBLE?
Ké noúmero ni noúmero
SÓCRATES ERA UN REO
ESOPO ERA UN ESCLAVO
DIÓGENES UN MENDIGO
Ah qué vida ésta
Llorar abrazados al cuello de los caballos
lágrimas sifilíticas
retorcer el pescuezo de los pollos,
EL PESCUEZO DE LOS JÓVENES POLLOS,
cocinados desde niños en la muerte
Ah qué vida ésta
YA SE ACABÓ LA FILOSOFÍA MODERNA
Caminar con las piernas y pulmones,
agotar los oxígenos y espacios
Caminar abrazados a los pollos,
PEdir pERdÓn en NoMbRe dE la EsPeciE
Ah qué vida ésta
YA SE TERMINÓ LA FILOSOFÍA
ya se terminó
la filosofía
¡YA! / Hemos terminado
Nos vamos
El último -ese último último- el último apaga
LA LUZ.

Monserrat Alvarez (Zaragoza, 1969)


(Para más delicatesen buscar en: http://www.letras.s5.com/ma101006.htm)

24 octubre 2006

1000 huevitos fritos

dentro de la grasa y el bembé, la sartén o la espatula, he llegado a los mil huevitos visitantes. uno a uno me los he comido y saboreado entre el calor asfixiante de la isla, el cañaveral yermo de los matorrales del sur, entre mangós, vacas y ron destilado. las letras, los poemas, los cuentos, los textos, los pretextos, los ambidiestros y las parafernalias han desfilado en este modelaje de blog que a más de uno debe haber ayudado a una buena digestión incluidas dos o tres visitas al baño. disculpándome por lo antes expuesto, se supone que la línea paralela del conflicto bloguero supone mil batallas de arroz y habichuelas, el tecleo indispuesto de repartir a diestra y siniestra los avatares de la literatura actual y personalmente, sacudirse dos o tres malas pulgas del alma. freír y reír. digerir y almorzar. siestar y maronear las palabras para que no seamos un arroz a caballo, sino esperma viva en sonido de victrola. con una yema calculadora y naranja que salpique y genere en pollitos. suena tierno, pero no desfallezca, no lo es. ya habrá más aceite quemado para escribir. si la albumina, socarrona como es, nos lo permite, y de paso, nos deja mojarnos con algo de charlatanería en el pan duro de la existencia.

pa´l kuru, juyir y demás yemas (en boricua)

Días contados


Si supiera contar mejor, o hasta diez (que es suficiente), diría que vivo con los días contados. No es que me convirtiera de la noche a la madrugada en una tierna asesina que enamora escarabajos bajo la luna. Tampoco es que haya decidido embarcarme en un viaje del carajo a las islas Galápagos en clara intención de escapar, por aquello de haberle robado a los días varios bacanales y otros cientos de trasnochadas. No, no es nada de eso. Lo que me acerca al final es mucho más simple y cotidiano y no por ello menos mortal: la tristeza que embargan mis propiedades corpóreas cada vez que deshojo el almanaque.
Desde que tomé conciencia del poder de deshojarlo con cada día que pasaba, la vida ya no tuvo el mismo modo de mirarse. Los días pasaban a grandes zancos, a patadas, brincando o arrastrándose por el suelo, dormían, fornicaban o se detenían sin ton ni son. El lunes, por ejemplo, voló hace una semana atrás, dejándonos con una modorra sólo superable con la trasnochada del viernes. Ni hablar del martes, que se volvió tan loco que consideró convertirse en un mártir de la causa y en su estilo muy kamikaze se lanzó con todo y bomba dentro de un centro comercial en la hora de más ahorro. Antes de morir declamó todas las consignas socialistas más conocidas, improvisó varios sonetos no muy originales y, ni modo, suspiró por última vez con la Internacional. El que menos esfuerzo me causó de arrancarle fue el miércoles. Sentado, el muy papanatas, se sentía como todo un rey Midas, esperanzado de ser la mitad de un huevo, y bromeaba: "¿Quién soy? La yema, la yema soy." Y la barriga se le resoplaba y la mira en mi ojo cortante advertía el justo medio donde partir en dos el tiempo que no era nada porque no era ni principio ni final, en dónde lanzarle la primera bala, certera como sus propias necedades. No hubo necesidad de nada. El pobre no resistió que llegase alguien más alegre y joven que él, así que terminó en las bohemias de los miércoles de entertainment guy tipo Las Vegas, con gabardina verde y compartiendo con dos o tres viejas que le pedían las canciones de Sandro de América. Fue sustituido por el jueves pre-sexy-social. Este, contrario a su antecesor, me causó algo en la semana que no pude tragar con facilidad, como cuando el gusano de la tequila se lanza en un clavado perfecto a través de la tráquea y ya no sabes si lo recibes ahí por pura lujuria o incompatibilidad emocional. Era tan chico, tan inocente, tan jovial, tan alegre. Reinaba entre todos. No se embriagaba como el viernes, que de puro escape corría desnudo e inconsciente por las calles de la ciudad. Menos asqueado, menos libertino que el sábado, se iba a escuchar tangos en la Plaza de Mayo, regresando a la hora advertida por el último trago, que no pasaba de las doce. De seguro mataba de la risa al domingo, cuando éste, aburrido como era, hablaba solo desde su galería. Usualmente hablaba del sábado y del viernes, que por degenerados deberían sacarlos del calendario y el jueves lo escuchaba y le daba palmadas gentiles sobre la espalda y le decía que después de todo, todos seríamos sacados del calendario y siempre como el ave fénix volveríamos a surgir de las cenizas y el pobre domingo, con sus eternos vientos de cuaresma que me hacían sentir como si estuviera en la vieja instantánea familiar que se muere de nada en la sala, se lo creía todo porque el jueves era y será un chico con mucha labia.
Es lunes otra vez sobre la ciudad. Y aclaro que tengo los días contados. Pasan sobre mí como una aplanadora y sin seguros de vida en favor de accidentes imprevistos. Con cierta nota alcaloide, en sus ojos veo toques de revancha que me miran y me deshojan, y los muy bichos se ríen y me señalan morbosos y se mueren de la risa.

22 octubre 2006

Solidaridad

¡ Educación para todos, coño!

En solidaridad con los estudiantes del colegio Lastarria. Que los dejen volver a clases. Copien el lema: Ideia zabaldu, difundan la idea, los 44 son UNO. Escriban y reclamen al Ministerio de Educación de Chile, Alameda 1371, Santiago-Chile Teléfono: (56-2) 390 4000 (En Chile). (En el extranjero) http://www.cse.cl/public/Secciones/seccionGeneral/home.aspx

21 octubre 2006

Segunda colección de Los perros


No estoy, no soy, no pertenezco
vago de lado a lado como un gran gusano negro
Mi corazón tiene sus propios piojos
mi historia es un collage de perros viejos
que no ladran por temor a desaparecer
(Mario Meléndez)









Escribir poemas. Cocinar comida para empresas ... Pasear perros: puedes hacerlo en tus tiempos libres si es que te gustan los animales ... (publicidad web)



está desnuda y nada la sacia
abre cajones sin sentido
enciende el fuego en la chimenea
regaña a las criadas
y al fin temible, con el hocico temblando,
se echa desnuda en el sofá,
abre las piernas
se palpa los senos de lengua húmeda
mece las caderas
golpea con las nalgas en el asiento
ruge, en el espasmo.
(Cristina Peri Rossi)

Es angosta la puerta
y acaso la custodien negros perros hambrientos y
guardias como perros
por más que no se vea sino el espacio alado,
tal vez la muestra en blanco de una vertigionsa dentellada.
Es estrecha e incierta y e corta el camino que promete
con cada bienvenida,
con cada centelleo de la anunciación.
(Olga Orozco)

Cómprese un perro y llévese el segundo a mitad de precio. (Chiste de Readers Digest)


esto ocurrió al mismo tiempo
un oleaje de nostalgia invadía las camas del país
y las parejas entre sí se miraban como desconocidos
y el crepúsculo era servido en el almuerzo por padres y madres
y el dolor o la pena iba vistiendo lentamente a los chiquitines
y a unos se les caía el pecho y la espalda a otros y nada a los demás
y a Dios lo encontraron muerto varias veces
y los viejos volaban por el aire agarrados a sus testículos resecos
y las viejas lanzaban exclamaciones y sentían puntadas en la memoria o el olvido según
y varios perros asentían y brindaban con armenio coñac
y a un hombre lo encontraron muerto varias veces

(Juan Gelman)

20 octubre 2006

Los perros

El animal como narrador tiene en la literatura una tradición netamente moral: su punto de vista ligeramente extraño al mundo humano le permite juzgar a las conductas con ecuanimidad. (Pablo de Santis)
En Perros de México creemos que la cultura del perro se conforma de no solo de las normas raciales de los perros y gatos ni de toda aquella información como estética y cuidados, creemos que esta cultura se extiende mucho más allá, expresiones artísticas como la pintura, la fotografía, la escultura o el dibujo en el campo de las artes visuales o la poesia, la narativa, etc (Perros de México)
Los perros ladran pero la caravana pasa (antiguo proverbio árabe)
Los perros bailaban y ladraban en los caminos desiertos. (Bradbury)
Los perros sólo acaban con perros. (Chinaski)

Estoy en un bar y alguien se llama Soni
El suelo está cubierto de ceniza Como un pájaro
como un solo pájaro llegan dos ancianos
Arquíloco y Anacreonte y Simónides Miserables
refugios del Mediterráneo No preguntarme que hago
aquí, no recordar que he estado con una muchacha
pálida y rica Sin embargo sólo recuerdo rubor
la palabra vergüenza después de la palabra vacío
Soni Soni! La tendí de espaldas y restregué
mi pene sobre su cintura El perro ladró en la calle
abajo había un cine y después de eyacular
pensé «dos cines» y el vacío Arquíloco y Anacreonte
y Simónides ciñéndose ramas de sauce El hombre
no busca la vida, dije, la tendí de espaldas y se
lo metí de un envión Algo crujió entre las orejas
del perro Crac! Estamos perdidos
Sólo falta que te enfermes, dije Y Soni
se separó del grupo La luz de los vidrios sucios
lo presentó como un Dios y el autor
cerró los ojos
(Soni, Roberto Bolaño)

17 octubre 2006

Nombrando a Gonzalo Millán


Pese a que un homenaje sincero no debería difundir lo conocido sino aquello que amplíe el conocimiento del poeta, no quise dejar escapar este poema de Gonzalo Millán como uno de los más esperanzadores en estos tumultuosos días que nos esperan. Esto por un hecho dentro de lo político, dentro de la amalgama de historias tétricas del mundillo literario, esto dentro de la memoria y el olvido. En esta increíble utopía nunca aparece el tirano. No es nombrado. Es, por antonomasia, el asesinato perfecto, el ajusticiamiento a la maldad, la venganza justa, quitarle el aura de protagonista y someterlo al sin nombre, al sinsentido, a la misma inexistencia.

Gonzalo Millán (1947-2006)

El río invierte el curso de su corriente
El agua de las cascadas sube
La gente empieza a caminar retrocediendo
Los caballos caminan hacia atrás
Los militares deshacen lo desfilado
Las balas salen de las carnes
Las balas entran en los cañones
Los oficiales enfundan sus pistolas
La corriente penetra por los enchufes
Los torturados dejan de agitarse
Los torturados cierran sus bocas
Los campos de concentración se vacían
Aparecen los desaparecidos
Los muertos salen de sus tumbas
Los aviones vuelan hacia atrás
Los rockets suben hacia los aviones
allende dispara
Las llamas se apagan
Se saca el casco
La Moneda se reconstituye íntegra
Su cráneo se recompone
Sale a su balcón
allende retrocede hasta Tomás Moro
Los detenidos salen de espalda de los estadios
Once de Septiembre
Las fuerzas armadas respetan la Constitución
Los militares vuelven a sus cuarteles
Renace Neruda
Víctor Jara toca la guitarra, canta
Los obreros desfilan cantando
¡Venceremos!

16 octubre 2006

Gases




El ruido de los vendedores de gas
La casona se la llevó la última crecida
Nunca supe cuál era tu pieza
Nunca supe cuál era la ventana oculta
(Jorge Tellier, Eras una candelilla en tu casa)

te elevas cual globo lleno de gas...
¿no temes que tu contorno reviente?
(Ignacio Almada. La luna)
y las conversaciones dejan el regusto
amargo de la intolerancia y los castigos,
el martini con gas de las tabernas
y el aroma festivo de los calamares.
(Juan Carlos Pajares Iglesias, No me dejes solo en domingo)
En tu angosto silbido está tu quid,
y, cohete, te elevas o te abates;
de la arena, del sol con más quilates,
lógica consecuencia de la vid.
(Miguel Hernández)

las palmeras enanas
el sonido en fuga de los gases
los lápices acomodados en bolsas
con afán de niño
con meticulosidad de legumbres
(Nora Méndez, Una muchacha triste)

En su ley de ecuaciones,
no consuela que solicite la combustión
determinados grados de temperatura
ni que dieciséis sea el peso atómico del oxígeno
ni que lluvia sea la reacción entre dos gases
ni que sean, salvo el mercurio
que sangra planetas de metal,
sólidos todos los minerales
si el quinto elemento se halla, por decreto, fuera de la ley.
(Luis Eduardo Aute, Cuarteto elemental uno)

Un aire, un aire, un aire
un aire,
no para respirarlo
sino para vivirlo.
-Gonzalo Rojaas-
Criador de truenos,
¿qué ja de importar hoy
tu aliento peripatético?
¿tus andanzas de hombre serio
que antepone el hambre al gas,
la muerte a las legumbres carminatitivas?
El mundo es arrebato de flautista,
carnosa crepitación de tufo desenterrado.
Fumarola seca.
Bocanada áspera de preso que se fuga
en lecciones de oratoria.
(Federico Irizarry Natal, Eco de Metrocles)

el no-decir, el engorde falso por anuria, verijas tensas,
henchimiento de subvientres, retención
de materia malsonante hasta el límite de toda disonancia,
gas no catalogado, papada triple y oleaje de grasa en torno al ombligo
gluglú de la panza hiperprandial,
cuando no
silencio tembloroso del vare’a consuetudinario,
las esferas de plenitud que el falso vacío puebla -
-o bien la caudalosa textorrea, la sanguinolenta críticolalia,
la hedionda prologorrea comprada,
el honestamente vendido articulillo en el honrosamente vacío suplementito;
ar-ti-culillo! ar-ti-culillo!
ar..
...
ti...
..
(Joaquín MoralesTRATADO DE [di]GLOS[S]AS SOBRE CLAUSULAS)



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11 octubre 2006

Los poetas


* * * *


En una esquina, marginados, el poeta maldito recostado a una de las paredes del Panteón observaba la hora como si fueran a escapar de espanto. Junto a él se encontraba deformando una revolución inconclusa un poeta guerrillero. Más atrás, los acompañaba una poetisa que danzaba hip hop entre adjetivos irreconocibles, preciosistas, llenos de duendes de caserío y canciones de nana trasnochada. Al lado estaba un poeta que se arreglaba la corbata de cuadros y enderezaba su gabardina crema añejada para los velorios con galletitas de soda y queso de papa en cuadritos. Otro poeta, esta vez mujer, habló del amor haciendo sufrir de cólicos a puro llanto al muertito de Bécquer. Otro más, excelso poeta, grandilocuente poetazo, hablaba de flamboyanes y ceibas, de amapolas y de madreselvas. Y los otros aguardaban, aunque aún no hubieran reconocido su veta poética, como en la fila de beneficencia pública, listos a escucharse lo mismo que cuando cantaban en el baño. Surgió en cuestión de segundos un poeta que limpiaba las lozas de mármol del portal con el trapero. En instantes, emergió de las sombras sanitarias un conserje que también era poeta, y además otra doña que salió corriendo hacia su casa a buscar parte de su repertorio cuando se acordó que también era poeta. Sus palabras volaban encendidas de sus bocas como la inequívoca bilis del peor catarro de Nerón, pero peor aún era considerar que se reunieran indemnes, esta caterva de microbios, en un solo cuerpo, un solo lugar, uno muy anciano, viejo y más que centenario cementerio de la ciudad: el Panteón de la calle Torre.


(fragmento de Marcolungo, nivola inconclusa e inédita, Sonia Marcus Gaia,1999)

Lito el tanguero



* * * *

Lito me ofreció unas servilletas. No sé por qué no hizo la menor mención sobre este único aspecto mío, de perro realengo y desmoronado por la lluvia, pero lo de las servilletas era suficiente mención para no importunar con curiosidades vanas al cliente, que al fin y al cabo era el que mantenía el lugar abierto. De todas maneras yo le explicaba, por aquello de no perder mi muy ponceña manía de las excusas, entre incoherencias, cómo me había mojado, la lluvia, eso de que en el sur el clima era una sorpresa, entre sus -júm, ajá-. Estaba mojada hasta los huesos. Caminó hacia mí, a pesar de sus años, con la sutileza (debo decir agileza) de todo un tanguero. Su ritual común: besarme la mano, ofrecerme lo mejor de la mesa y terminar mandando a su mujer que me sirviera una cerveza pues de apetitos comunes no padezco. Más bien me considero una abstemia de la comida. Me habló de ciertos temas dispersos y desapareció en la cocina preparando algo de comida para los que si llegasen con hambre del algo. No sé si consideraba que la mía era diferente, pero supongo que si lo comprendía se lo callaba muy bien. Mientras, tomando mi cerveza helada se me ocurrió pensar en los muchos que como él, inmigrantes que poblaron esta ciudad, olvidaban la trayectoria de sus propios demonios. Quizá creaban sus propios infiernos, o hacían residencia por pura genética con la ciudad, este purgatorio transitorio que significó para muchos extranjeros la ciudad señorial. Apareció Lito otra vez y me habló de Argentina, de los desaparecidos, de la política y de la pobreza. Todo porque le pregunté. Preguntar es un defecto hereditario del cual no he podido desprenderme aunque lo desease. Así encontraba al viejo pícaro, saltando de lado a lado a cada pregunta, a ver cómo se las ingeniaba para escapar de la nostalgia. Yo no soy saltarina como Lito. Yo soy Segismundo. Por eso abrí en una de las escapadas de mi viejo amigo de ojos melancólicos la mochila encontrando ese papelito floreado, marcado de errores, siniestro y tentador. Y lo leí con más claridad. Sí, el recital. Asistiría, ¿por qué no? De todas formas aquellos eran entremeses gratuitos. He conocido verdaderos genios en el arte de perseguirlos a través de las actividades culturales de la ciudad. Yo sólo era una aficionada. Lo mío era falta de verme no haciendo nada.

(fragmento de Marcolungo, inconclusa e inédita, Sonia Marcus Gaia, 1999)

Fragmento Inicial de una Nivola Caribeña


* * * *

Nunca sé lo que digo. Entre la influencia de Cioran, o el despertar del clásico tinnitus musicaloide que me acompaña desde los tiempos del sicoanalista, la idea del final me enternece y me mueve. Nos mueve a todos. Nos hace observarla, asombrarnos, tratar de comprenderla, luchar por ella, alé, alé, alé, embriagarnos con ella y suprimirla, como añorando masoquistamente ser interrumpidos en nuestras ganas de inmortalidad. ¿Y qué es la inmortalidad? -pregunto en el salón de clases-. El diccionario dice que es la cualidad de inmortal -contestan mis caníbales alumnos-. Pero como los diccionarios fueron inventados por burócratas telenoveleros -indago- la opción es detectar si en el vocablo anterior sale algo del contrabando predominante en estos lares en época de la colonia española y no me equivoco. Leo -la clase observa mordaz - que inmortal significa que no puede morir y se aplica a la persona o cosa que siempre será recordada y valorada. Y además, es una cualidad. Sólo aquí caigo en el sentido sobre lo inconsútil de lo que me circunda y cavilo que - mientras la clase me mira voraz- que esa integridad algún día incluso desaparecerá, que nada es inmortal, cualidad de inmortalidad, percatándome al soplo, con certeza, que me pierdo en ello -ellos conmigo-. Llegado a este punto, la idea de la muerte ya no significa lo mismo, bien a causa de una crónica agonía o al desparpajo de neuronas en este sacrosanto colegio, -en ellos-, en este proceso psíquico emocional, -en mí- que no me lleva -no nos lleva- a ninguna parte, como todo. Timbre de salida. Y la manada de búfalos sale como en días de carnaval. Yo con ellos. Y cada minuto –ellos conmigo- se inventan la vida a falta de recuerdos; -y yo- me imagino el mundo de lo desconocido, que sí es inmortal, cualidad de inmortalidad, y del más allá buscando un entendimiento más lógico y válido para que Dios o el Ser Supremo de turno me explique nuestra razón y obra en este espacio torcido del universo. Pero éste anda demasiado ocupado con sus propios demonios internos. El siniestro de Ferrero, en la etapa en que estudiábamos en la Facultad de Filosofía, una vez comentó que este mundo residía en la obra de un loco; un loco a nuestra imagen y semejanza. Florecían tiempos en que cada uno devenía en un dios y la competencia, digamos, pesaba necesaria; ambos crucificábamos lo que nos pareciera poderoso y nunca nos bastó siquiera con nosotros mismos. Yo, sin embargo, prefiero hablar de Dios como un suicida enamorado, por su extraña afición al dramatismo y las catástrofes. Dios y la muerte: una simbiosis del Yin y el Yang. Semejante introspección sé, me obliga a perder, a perder el control , a perderme y tomar la decisión de lanzarme, encaminarme, encaminarnos, a nuestro puente. Siempre hay un puente, llámesele túnel, paso, luz; píntese la metáfora que quiera, con aires de Rembrant o Picasso, si lo desea. Yo sólo sé que me inclino, fiel a mis abismos, por sobre el barandal de hierro que me separa a mí del vacío, al vacío de la creciente del río, la creciente movida por la ventolera, la ventolera que azota mi falda y la levanta lasciva. Se convierte en un pleno reconocimiento del lugar, ese catastrófico sentido de pertenencia mío que me lleva a buscar los orígenes de cualquier cosa, en este diminuto puente estructurado para la entrada y cruce del río Portugués al casco de esta vieja ciudad. Aunque, para ser sincera, ya que andamos de filosofías y diarios de muñecas, me resulta imprescindible descubrirme en este brazo turbulento de río, en ese espejo infantil de esa Alicia de los cuentos, en esta isla perdida del Caribe donde desde el situado mexicano algo se nos perdió porque nunca llegó a éste, que no es el País de las Maravillas, este pueblo sureño, víctima de su propio fantasma glorioso, en el preciso punto del planeta dónde sólo llueve a cántaros en las temporadas de más tristeza. Sin embargo, los conflictos climáticos, por su parte, me tienen sin cuidado. Yo sólo trato tan sólo de organizarme en este caos caribeño con el que no me identifico, pero del que soy parte, sin otro remedio que tirar de la corbata atada al cuello y esperar que me sirva de sustituto en la próxima ocasión. Por lo tanto, explicar mis motivos para estar aquí, a punto de lanzarme al río, sería sólo fácil de explicar si pensáramos que hablo, tan sólo, de un mero relato meteorológico.

(fragmento de la nivola inconclusa y inédita, Marcolungo)
Sonia Marcus Gaia, 1999

10 octubre 2006

¿Y Linda?


¿Y Linda? ¿Dónde estará? La pregunta late en el bolero. En presente. Como acaso un emblema de la búsqueda de la utopía perdida. Como un parche en sepia que manifiesta una razón válida de los rollos sentimentales en los que nos enfrascamos los latinoamericanos. En presente. La generación de los setenta, sí, esa misma que se atragantó todas las energías y sueños del mundo y nos legó este hueso masticado que es el siglo XXI, pensaban en el bolero como la metáfora de la utopía latinoamericana. Y aunque en estos días donde vivir parece un arte eso nos suena a una buena puñeta, digamos que, como maliciosamente hemos aprehendido a hacer, mejor virar el LP y rearticular el discursito setentero y maronearlo como nos parezca. En presente.

¿Y Linda? Desde que se fue en la época de las guácaras no la vemos. Como tampoco ideologías, utopías, y demás ías. Después de tantas esperanzas el ser humano se queda estupefacto mirando su propia mierda. Para colmo, como si no bastara con la ausencia, la comunicación, ni por radio, ni por messenger, ni por email, ni por carta, ni por señales de humo se da. No hay huella presente. Ya no podemos ni recurrir al clásico poster de las huellas que Cristo dejaba porque nos cargaba como bolsa de papas. Sabrá Dios cuántos pájaros nos estaremos metiendo en vena y azufre por buscar lo que nadie se encargó de dejarnos en el placard. Incluso, "Y sabrá Dios", esa nostalgia que expulsa Daniel, es una búsqueda quizá de nosotros mismos hace cuchucientos años atrás tratando de encontrar eso que nos fue. Es muy probable que la modernidad le hubiera inyectado al macho latinoamericano una noción de regresar a la utopía del vientre materno, pero a sabiendas que esos mismos recovecos insertan otras manifestaciones del amor más carnales que el regreso a la primera cámara de la vida. Cuando Pedro Flores (que recordamos como Don Pedro, el viejito simpático y canoso y no como el bohemio perseguido por la calles de Santo Domingo a puro navajada) escribió esta canción describía como pidió ver a la linda dominicana en su casa y su tía solterona la sacó inmediatamente a lugar desconocido ante la inminente llegada del dandy puertorriqueño. Sexo y utopía corren en estas letras sin tiempo para recordarnos algo que el presente se ha encargado que no olvidemos: lo imposible está fuera de moda.

¿Y Linda? Sólo esperemos que, por fin, se deje de gazmoñerías, y el cartero nos deje algo para nosotros, incluso los domingos muertos. Aunque sólo sea alguna estrujada postal desde el infierno.



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06 octubre 2006

El caso del idiota



Idiota de anteojos, pipa
y un artículo semanal
en un suplemento idiota
Idiota bien parado, trajeado
con celular y beeper
Idiota químicamente puro, sin mestizaje
Idiota de tercera y cuarta generación idiota
Idiota en un vernissage idiota
Idiota en un recital poético idiota
Idiotas rodeados de idiotas
y tú con tu lámpara psicodélica
en plena noche idiota: busco un idiota
¿Idiota intelectual o analfabeto?
Idiota que exhibe su título honorífico
summa cum laude de la nada, del silencio
cuando se trata de si Girondo o Vallejo
Idiota que se aleja hipersensible de la plebe
de la voz de los parias
Idiota que nunca se quema
incombustible seco putrefacto idiota
Todos idiotas
una población entera de idiotas
con una constitución pro-idiota
de un único artículo (no idiota) que prohíbe
prohibir la proliferación de la idiotez
la idiotez autóctona, plena, sustancial
Ven idiota platónico, dosifica tu idiotez pura,
de alta graduación, al menos con una idiotez atea
Chúpamela entera, así, idiota,
suavemente, idiota
Beberé tu sabiduría hasta su medular idiotez
Seré tu discípulo idiota que aprenderá a disparar
como chorro espermático copulante
mi idiota vena poética auténtica
ni clonada ni plagiada
es decir siempre idiota
pero idiota recensionado al fin
Idiota afectado, libidinoso, mujeriego, con auto
o en colectivo, idiota de gran futuro, idiota fotografiado,
perseguido, acosado, fotocopiado, editado, comentado,
envidiado, odiado, idiota-idiota
o en la frontera de la idiotez, sentado
sobre el bordillo de la marginalia y tu amante
inficcionada por los oídos con el canto de sirenitas
homéricas de un idiota humanista,
tu pobre, culona e indefensa amante
Muéstrame idiota el camino idiota
Prepárame idiota para una existencia idiota
Sí, idiota, sabemos de la actualidad
de idiotas caribeños, idiotas negros, idiotas criollos, etc.,
aun de la hermanita pequeña del gran idiota
por qué no un non plus ultra de la idiotez local
Sí, acepto tu copa de vino
Inclino la cabeza, servil, ante tu idiota
bendición iniciática
Yes, quiero ser un idiota paraguayo

Cristino Bogado (Dandy ante el vértigo, 2004)
*la división de las estrofas puede ser distinta o ninguna. Si es así Xtrino, grítalo ante el crimen.

Los pájaros

Los pájaros rodeaban los pequeños yerbajos de la sabana. Picoteaban el asfalto polvoroso de tierra y humedad rondando los últimos vestigios de la tormenta. Unos de picos rojos y largas colas negras culebreaban su pluma extendida, ese prieto dedo de Dios incrustado en el centro de su fondo mermelada. Algunos zigzagueaban en un movimiento pendular de la rama a(la) cual abandonarían por el gusano ahogado por las últimas lluvias. El tic tac de su reloj grisáceo avanzaba a(la) hora precisa en que el muerto flotaba y el pico se llenaba de aquellos minúsculos cadáveres esquisitos. Unos color albaricoque ejercían la marginación con la gracia del graffitero urbano, otros encerrados en el ghetto de la tórtolas circulaban el barrio sin conocer hembra ni sombra ajena al sitio. En las ramas los mozambiques cuchicheaban sobre la invasión gringa del 98 y lamentaban haberse convertido en omnívoros sólo por molestar a(la)s cabezas rojas. Más al fondo un perro levanta su oreja izquierda y alerta, descubre que su patio produce hormigas, gusanos, lentejas, huesos y mucha mierda. "Signo de mala suerte, dicen, signo de desgracia" recuerdo a(la) Vieja. Junto a él, yo escupo una cara de espanto. El patio está hoy cubierto de pájaros.

05 octubre 2006

En donde se cuenta de cómo la humanidad se reunió, discutió, se puso de acuerdo, involucionó y finalmente fue feliz viviendo de cabeza

o de como superar la muerte de las ideologías con estilo.

Virulo - Objeto Virulento No Identificado - Sátira-Musical cubana que ejemplifica el desbarajuste y acabose de las políticas-económicas mundiales en un desfile de modas, un baile de cucarachas y una seudo-fábula al modo de Waterworlds de Kevin Costner.


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04 octubre 2006

Ars



Entusiasmado

salí temprano en la mañana
a robarme el fuego de los dioses,

pero regresé tarde y lento
fumándome un cigarrillo.


Federico Irizarry Natal (Kitsch, 2006)

02 octubre 2006

Noc, Noc, Huye

Dejar que pase el tiempo
con la mirada errante
sin ninguna dirección.
Un libro siempre abierto,
las hojas arrancadas una a una con rencor.
En un lugar cualquiera,
en una secundaria carretera provincial,
la luz en la ventana
brillando con el ruido de camiones al pasar.


Andrés Calamaro (con Los Rodríguez), "En la puerta de al lado"


(Versos de la canción En la puerta de al lado, como motivo reivindicador del rock latinoamericano y como una aproximación a la estética de la huida, elaborada a partir del blog: http//www.huir.blogspot.com de la excelente poeta chilena Cristina Chaín (1968 )




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Intérvalos de colores para Petra

(Pintura: Carmen Martínez)

Dorothy sólo pudo llegar a casa siguiendo el camino amarillo. Petra es más afortunada, ha trazado ella misma bajo sus pies un arcoiris y sigue cantando.


(Creación hecha a base de la estética de letras de colores del blog: http://elbauldepetra.blogspot.com/)

Mona Calderón o una pequeña anti-fábula sobre las tiranías y el poder

(foto: Sonia Marcus Gaia, "Papión en el Zoológico de Santiago")

"todo aquello que es realmente grande debe incluir un elemento de risa.
En caso contrario, se vuelve algo amenazante,
horrible o amanerado; en todo caso, algo limitante.
La risa levanta la barrera, abre el camino".
Mijail Bajtin

De haber sido papión, pediría un maní con esta cara de mona dulzona y azucarada. Me postularía a gobernadora del país. Y ordenaría leyes para que los pequeños monitos tuvieran educación. Y en el futuro pudieran ser gobernantes como yo. Así nos evitaríamos dos o tres dictaduras de por medio (incluyamos que como el poder es intrínseco al ser humano y como venimos de los monos), quizá ahorraríamos en la distribución justa de los maníes además de no invertir claramente en gastos superfluos de estética y belleza. Lograría sumergir a mi pueblo en una gran selva llena de bananos y castigaría fuertemente el que se coma la fruta ajena. Plantaría tal estado de paz, quietud y conformidad que una nueva generación, asegurándome mi retiro en Miami, me lanzaría tal cantidad de insultos, revoluciones y reproches que de seguro, lo primero que haré en mi reinado, será exiliar a todos los monitos primigenios, implantaré una ley de mordaza y recogeré todos los frutos para mis seguidores. Sólo así me convertiré en necesaria. (Ya lo estoy, siempre lo seré). Y de paso recordada en Macondo.

(creación producto de la reflexión libre del ensayo de Cristino Bogado: "El concepto del tirano en La república y su (nefasta) influencia sobre la novela «latinoamericana» de dictadores", parte del I Congreso de Filosofía Latinoamericana en Asunción, Paraguay) (Visitar el blog: http://www.kurupi.blogspot.com)

01 octubre 2006

Cuervo Cuentista



"Entonces, creo, el aire se volvió más denso,
perfumado por un invisible incienso
por serafines brindado (...)
El Cuervo, Edgar Allan Poe
(de a Dios saber qué traducción...)


Cuervo sutil y serio. Cuervo enamorado. Cuervo de historias extrañas. Cuervo de cotidianidades citadinas, solitarias y sensibles al correr de las hojas del Mapocho. Cuervo en el Metro deteniendo el tiempo en el Cine Alameda. Cuervo que aletea para proteger bajo sus plumas las niñas de sus ojos. Cuervo con canciones de nana. Cuervo con canciones de horror. Cuervo con palabras cenizas, precisas. Cuervo con una tecla en el ovillo y otro en el pincel. Cuervo siniestro no fumar la pipa de la paz. Cuervo de vuelta a casa, sigue grazniendo su "Nunca jamás". Cuervo cuenta cuentos contados por un oído que escucha una voz que le dice: “Es —dije musitando— un visitante, tocando quedó a la puerta de mi cuarto. Eso es todo, y nada más.”


(Creación libre inspirada en el blog: http://patiotrasero.blogspot.com/)