16 noviembre 2007

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En otro lugar, con ropa más holgada y pensando en montañas nevadas, y alamedas, y el olor a gas lacrimógeno en el aire rancio de una ciudad sin cielo. Quizá por ello las agujas del reloj andan con golpes de ansiedad. Y se inyectan de ron y canciones para enajenarse del tiempo, que no para. Mañana será otro día para fumar. Mañana será otro día para irse por las ramas.