27 noviembre 2006

Formas






Dime acaso una forma
y te diré quién eres.

26 noviembre 2006

Marat asesinado

France was in danger and the Revolution was in peril. The Committee of Public Safety had just been created. The Reign of Terror had begun.
Marat, Robespierre's friend, a deputy to the Convention, and editor-in-chief of L'Ami du Peuple, was a fiery orator; he was also a violent man, quick to take offense. Some saw him as an intransigent patriot; for others he was merely a hateful demagogue.
On July 13, 1793, a young Royalist from Caen, Charlotte Corday, managed, by a clever subterfuge, to gain entry into his apartment. When Marat agreed to receive her, she stabbed him in his bathtub, where he was wont to sit hour after hour treating the disfiguring skin disease from which he suffered.
David, who had been Marat's colleague in the Convention, saw in him a model of antique "virtue." The day after the murder, David was invited by the Convention to make arrangements for the funeral ceremony, and to paint Marat's portrait. He accepted with enthusiasm, but the decomposed state of the body made a true-to-life representation of the victim impossible. This circumstance, coupled with David's own emotional state, resulted in the·creation of this idealized image.
Marat is dying: his eyelids droop, his head weighs heavily on his shoulder, his right arm slides to the ground. His body, as painted by David, is that of a healthy man, still young. The scene inevitably calls to mind a rendering of the "Descent from the Cross." The face is marked by suffering, but is also gentle and suffused by a growing peacefulness as the pangs of death loosen their grip.
David has surrounded Marat with a number of details borrowed from his subject's world- the green covering, white sheet, and wooden packing case, and he has also added a few others, including the knife and Charlotte Corday's petition, attempting to suggest through these objects both the victim's simplicity and grandeur, and the perfidy of the assassin.
The petition ("My great unhappiness gives me a right to your kindness"), the assignat Marat was preparing for some poor unfortunate ("you will give this assignat to that mother of five children whose husband died in the defense of his country"), the makeshift writing-table and the mended sheet are the means by which David discreetly bears witness to his admiration and indignation.
The face, the body, and the objects are suffused with a clear light, which is softer as it falls on the victim's features and harsher as it illuminates the assassin's petition. David leaves the rest of his model in shadow. In this sober and subtle interplay of elements can be seen, in perfect harmony with the drawing, the blend of compassion and outrage David felt at the sight of the victim.
The painting was immediately the object of extravagant praise, then, returned by the Convention to David in 1795, it was rescued from obscurity only after his death. Misunderstood by the Romantics, who saw in it only a cold classicism, it was restored to a place of honor by Baudelaire, who wrote: "This is the bread of the strong and the triumph of spiritualism; as cruel as nature, this painting is redolent of the Ideal. What then was that ugliness which Holy Death so quickly erased with the tips of her wings! Marat can henceforth defy Apollo, Death has kissed him with her loving lips and he rests in the tranquillity of his metamorphosis. There is, in this work, something at once tender and poignant; in the cold air of this room, on these cold walls, around this cold and funereal bathtub, a soul flutters...."

Un tributo a la muerte, una conmovedora sorpresa. Había posteado ciertas cosas mías y las he borrado, sin valor, puro polvo. Esto, pese al anonimato y los siglos, no pudo sino choquearme y desprenderme. De Jean Louis David, "Marat asesinado". El que se identifique con este cuerpo, que se reporte, y presto. Faltan almas malditas en el solsticio.

25 noviembre 2006

Pavo Lírico

¡ Zuly, Juanito, Carlitos, Rey, Capi, Kattia, John, Fede!
¡Poetas on board!

21 noviembre 2006

Fluvia


Fluvia, su madre, termina de empujarla suavemente del lecho mortuorio. Y sin más remedio (incluido la falta de apetito) despega de la cama sin hambre ni sueño.

La cocina se encuentra desmoronada, llena de trastes y ollas acumuladas. No son problema de limpieza, es que hay veces que la cocina es la casa en la que todos beben, fuman, cantan, lloran, pelean, suspiran y duermen a su alrededor. La cocina. A Rocío le parece que tiene la personalidad de un hipopótamo fofo. Pero es una percepción errónea. Los gabinetes desmembrados, cayéndose a cantos, están viejos y es difícil reconocer la grasa de la pintura añeja. Las cortinas de las ventanas pertenecían a una época anterior, más psicodélica e ingenua que estos tiempos modernos. Pero lo que desafía todo contorno y proporción son los platos en el fregadero, la torre de Babel, los cuales acumulados en una masa amorfa y dispareja de platos, vasos y ollas se parecen más al Himalaya que al entorno de una familia de clase media empobrecida y adeudada puertorriqueña. Lo maravilloso de ellos no es ver que estén a todas horas allí, sino que desaparezcan por unos instantes para renacer como el ave fénix, de inmediato, sucios y usados. En la cocina, sólo dos cosas permanecen estáticas, sin movimiento ni tiempo, los cuchillos escondidos debajo de la estufa y el eterno caliente de las hornillas, vivas y candentes, como los gnomos debajo de la ceiba, las veinticuatro horas al día haciendo galletitas Keepler. Quizá la percepción de un hipopótamo fofo no es errónea del todo, lo erróneo está en llamar fofo a un gigante en movimiento con olores a orégano, ají, pimiento, cebolla, ajo y frituras, calabaza, jamón, tocineta, pan, azúcar y café, plátano, huevos, pimienta y el fermentado maví. Una colosal fiesta soñolienta en las mañanas tranquilas del trópico.

Fluvia prepara el desayuno. En la cocina reina una dinastía de hollín que data desde los comienzos de la casa. El calendario de La Nueva China marca todos los días con cumpleaños, fechas, citas médicas, días de cobro de jubilación, días de pago de cuenta los más. Fluvia lanza el huevo sobre el aceite negro. Piensa que no hay mejor plato que el que se sirve en su propia grasa. La casa anda por el mismo mood. Por ella andan las caras en retratos de todos los conocidos, de los perros, de los conocidos de los perros y de los perros conocidos y familiares. Todos colgados a la pared. La casa es tímida, por eso no tiene paredes desnudas. El sofá está envuelto con sábanas contra el polvo; la butaca está enterrada en la esquina también. Hay una lámpara de palillos de helado, sorprendida en la esquina, cercana al balcón. En el comedor, donde sólo está sentada Rocío y Luigito, hay una mesa de tope de mármol juanadino que está arropada con un mantel amarillento de Kmart, de plástico, que esconde un mantel barato y de tela blanca. Más abajo está el mármol juanadino, que no lo dejan respirar ni en sus días de fiesta. Rocío no lo recuerda, por eso levanta el plástico y luego el mantel para recrear como era, como es, ante la mirada curiosa de Fluvia. Vive intacto. Para él no ha pasado el tiempo, para él sigue siendo 1975.

sonia marcus gaia. marcolungo (novela inédita)

17 noviembre 2006

En calidad de estos 36 años que comienzan

Sonia a los 5 años. 1975. Foto seguramente tomada por su padre Don Miguel Rivera Nigaglioni.

nueve de noviembre del 99

feliz cumpleaños, me digo
porque aunque la tristeza acecha mis momentos
como un lobo a su caperucita
tengo una casa confortable recortada sobre un cielo con gaviotas
varias plantas de hojas desmedidas
un par de asustadizos peces rojos
dos gatos con nombre de persona
un puñado de dinero para ir tirando
y otro de amigos con los que hablar de un puñado de cosas

Mientras tanto
a trescientos metros mal medidos
de mi festejo sin algarabías
un tipo de cuarenta y nueve años
natural de la república argentina
y del mismo barrio donde yo nací
hace un montón de años
salta por la estrecha ventana de un cuarto piso
para estrellarse como un huevo fresco
sobre la superficie asartenada del asfalto

Casi un final sangriento de ópera italiana
a cien metros escasos del pequeño y antiguo
teatro del Liceo

No sé si los diarios sacarán la noticia
porque hoy se conmemora la caída del muro
que nunca fue de acero
y todos pensarán
en consignas trasnochadas
en el fin de esa guerra que llamaron fría
cuando acaso sólo era incruenta
en los ladrillos abatidos
por los certeros golpes de un montón de manos
de unos cuantos picos

Ya los sé,
no es ninguna noticia trascendente
que el hijo de unos pobres griegos que no hicieron la América
termine como una señal de alerta para perros hambrientos
en medio de una calle con nombre de marqués:
la piel fría como la cáscara de un huevo
las alas desplumadas
rotas
los huesos derramados como lágrimas
y la cabeza convertida en una caja abierta
desguazada
vacía para siempre de todo pensamiento

Muerto
fatal e irremisiblemente muerto
después de recibir
cuatrocientos noventa golpes de la vida
cuarenta y nueve certeros golpes de la suerte


Dante Bertini
marzo de 2002, Barcelona

13 noviembre 2006

Queen Ely & the Socks lingerie band

Leyendas de reinas: (1)Isabel "tenía algo que la incapacitaba para el matrimonio", posiblemente una malformación genital lo que motivó el rechazo español a la candidatura inglesa; (2) Isabel "cuando murió tenía pares y pares de calcetines, uno sobre otro. Tirado su cuerpo sobre los almohadones que acomodaba en el suelo, tuvieron que sacárselos con un cuchillo filoso. La piel, adherida a la lana, se le desprendía".

Stock. Primera capa de la cebolla. La putrefacción stocking band se come con la vista curiosamente (a)(la)(gata) muerta a su lado, pese a sus siete vidas frustradas. Un hilo redobla la pierna inferior estrangulando una vena ramificada entre las demás capas. De suerte Ely nunca se bañó. (A)(la)(mala) una vez al mes despilfarraba su melena roja debajo de la ducha. El nudo escarlata tapaba el desagüe. El quinto pelo se asoma entre el Támesis y el Atlántico. Dichas excentricidades dejémoselas a las putas de Notredame. El memento de Drake, olor salitre, se le cruzaba entre las límpidas y lanudas cejas. Hijo de puta/ Hijo de la gran mar. Recuerdo gulp-morbo-nostálgico de María Estuardo en la horca. A esa también le gustaba el baño. Puta afrancesada. Stock. Segunda capa de la cebolla. Los almohadones tirados sobre su cuerpo, metidos entre sus piernas, caminando sobre su cama, esparcidos por el entrepecho, redundantes sobre su cabellera alborotada, petrificados bajo su culo, amor(d)azados entre su lengua, intactos hace siglos bajo su cadáver. Plumas de ganso acolchonadas, suaves, como piel de lagarto amaestrado. (A)(la)(sazón) un olor a vieja pulpa expele mi vieja grasa de collarines y lentejas. Vieja gata de alfombra sobre el cuerpo de Ofelia. A esa también le gustaba el agua. Puta flotante de esperma. Stock. Tercera capa de la cebolla. Mujer frente a un imperio. Imperio femenil. Imperio de plasma lunar. Mechones carmines que pululan gotitas de escarcha y sangre. Imperio allende los mares. Skakespeare in love, ultrajado de bambalinas y terciopelo púrpura. Imperio reina sobre calibanes y papiones. Mafia isabelina de disentería y negros sin alma. Imperio (a)(la)(mar) sobre barcos y aguas tropicales. Mi dominio imaginario de cotorras chamuscadas y locas de intramuros. Mi imperio por una cebolla. Stock. Cuarta capa de la cebolla. (A)(la)(carte) el mundo gira en círculos de creyones y caca. Lutero transcribe la Biblia en mapudungún germano. Queman el tratado de la comedia de Aristóteles los jesuitas del Iguazú. Los cardenales patricios afilan sus uñas sobre el maremoto abierto en la boca de Lucrecia, soleada en Cancún. Un martes por la tarde Torquemada azotará la faz atormentada de su verdugo en La Habana. Los templarios protegen a la diosa Magdala enterrada en Miraflores. Los primeros indios llevan pancartas con reclamos republicanos: Go home Colón, y llévennos con ustedes. Los segundos indios a caballo vamo´ pal monte a hacer la revolución. Oscurantismo cool, para principiantes. Ely avizora su catadura en el espejo violado por Blanca Nieves. A esa le gustaban las manzanas con alcachofas. Stock. Quinta capa de la cebolla. Y se hizo la luz. Artemisa juega con sus pinceles mientras uno de ellos se le pierde entre las entrenalgas. Cervantes busca su mano con su linterna y se le viene arriba su inexistencia castrada. Sub-comandante Anacaona (a)(la)(cena) corre cuando quiere andar, la noche es para un largo viaje y hay que llegar. Eva come bananas en Tombuctú. Ely se come las uñas. Por una cabeza te arranco la vida. Stock. Sexta capa de la cebolla. Un dedo congelado de rana escuálida recorre el miembro muerto del padre anfibio pensando ay que chiquito. El frío ancestral le sube a las rodillas y le late en aquella concha donde es más roja su cabellera, me late, me late, me late el corazón, tengo taquicardia, ay, sí señor. Resuélvase con un palo de escoba introducido en la columna vertebral, rásquese la traquea hasta engendrarle un cayo del tamaño de una poma y aprenda la mitosis, por favor. La soledad del hermafrodita, que mira su doble sexo, imaginarios o reales y sueña con ser indivisible. El poder siempre será falocéntrico. Stock. Séptima capa de la cebolla. Aferrada a sus mil y un almohadones, los felinos de Ely rodean su mirada acrática y se desvanecen por el salón. Encabronada por no haber identificado la ambigüedad del sexo del occiso, la Muerte la sodomiza y le quita una a una cada par de calcetines de seda, entre piel, pedazos de cuero, pelos, llagas, gangrena, bilis, secreción, sangre, reflujos, lombrices, pedazos de carne, hasta llegar a siete. Su número de la suerte. God save the Queen.

06 noviembre 2006

Los maestros del amor

Los maestros del amor (El pelo quinto) - La Trifulka
Canción con abulia, inercia y mucha testosterona. Una cancioncita perdida en los bajos mundos de los bares latinoamericanos. Una joyita olvidada de los rincones de Guayaquil. Disfrútenla.


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05 noviembre 2006

Nuestra América Parte I



Las próximas canciones que serán subidas (si la conexión y el castpost no les da la chiripiorca) estarán delineados bajo la misma idea de América. Estas próximas canciones que iré subiendo son agrupadas para el lema: canciones para la unidad latinoamericana.

La Casa.

04 noviembre 2006

La sonrisa close-up de Martí.


Cheeeeese. Flash. Y la quijada se reventó contra el suelo. Segunda versión. Ink Light Version. Acústico Flow. Cayó de cóccix, semi-sentado, Antonio Oliva, alias El Mulato, le cercena el tórax de cúbito supino. Ángel de la Guarda que corre como puta con la noticia sometida en el culo. Martí ha muerto. Nueva York titila a lo lejos. Macandal Moch Pit para la Sierra y los mambíes. Cultural Rave en la selva y el cogote. Prefiero verte muerto a verte vil. La tierra recorre las incisiones de empastada con amalgama. Mellao y muerto, fracturado, muerto orificado, como sus dentelles. El doctor Zayas-Bazán, patriota de la boca de Martí reportó que " había perdido hacía algún tiempo el incisivo central superior izquierdo y el lateral del mismo lado se hallaba en tan mal estado, que fue necesario la desvitalización y reparación de la raíz para insertarle un diente artificial sobre espiga. Esa incisión no pudo hacerse …" El colmillo o la vida. La camada de hongos disparando en Dos Ríos. El Maestro, espiga sangrienta, enterrado en fosa común. De legado a la tierra, varios molares. Freud catapulta su bocanada abierta en un grito de Munch. Castración 001, básico a medio. Un mes más tarde la putrefacción es perfecta según los médicos forenses. Un pie dance hall se retira a la altura del hombro. Crucifícate en bikini, te ves más sensual así. Doce años más tarde, un nicho es perforado. Se examinan los restos. Se colocan en una urna. Se les hecha un voto de abstención, una de silencio, otro de mordaza. Aceite y vino. Y cáliz de mi sangre, que fue derramado por todos ustedes para el perdón de los pecados. Afuera un diente es rebuscado, auscultado, trastrabillado, desencajado, vuelto a presentar en sociedad. El Hijo lo pide, el Gobernador se lava las manos como Pilatos. Estrella solitaria de calcio y azufre. Emilio Bacardí Museum, Balseiro Company desde Santiago de Cuba. Ocho piezas faltantes en el tablero. Dos piezas empastadas por amalgama. Un pieza sobre espiga. Un muerto fracturado. Y un muerto orificado. La pieza #23 yace chat-tónica, catatónica, catastrófica, atrofiada en una vitrina. El tablero de ajedrez apunta al Caribe violento. El caballo negro pretende, ahora, comerse a todos a dentelladas. Monalisa se muere en Ocho Ríos. Palito Ortega remasteriza La sonrisa de Mamá. Un lumpen es sacrificado a golpes en la provincia de Matanzas. Mañana habrá arroz chino en dientes de dragón para la cena. Martí posa para la Muerte. Una sonrisita, por favor.

02 noviembre 2006

Existencialismo para niños.

Hello my Baby; Hello my Darling. Quién no se craqueo los sesos de pequeños con este sapo cantor que todavía a finales del siglo XX seguía cantando las mismas canciones de cuando se hundió el Titanic. Si no lo recuerdan hagan cita: se les olvidó pasar por el departamento de infantes. Y si lo recuerdan. Háganla igual. Necesitan(mos) volver al jardín preescolar para que nos lo borren. Mírenlo bien, es el culpable de que nos comamos las uñas.

Estoqueada/Escapada (Ah, que tú escapes)

En el día de todos los muertos



Ah, que tú escapes en el instante

en el que ya habías alcanzado tu definición mejor.

Ah, mi amiga, que tú no quieras creer

las preguntas de esa estrella recién cortada,

que va mojando sus puntas en otra estrella enemiga.

Ah, si pudiera ser cierto que a la hora del baño,

cuando en una misma agua discursiva

se bañan el inmóvil paisaje y los animales más finos:

antílopes, serpientes de pasos breves, de pasos evaporados

parecen entre sueños, sin ansias levantar

los más extensos cabellos

y el agua más recordada.

Ah, mi amiga, si en el puro mármol de los adioses

hubieras dejado la estatua que nos podía acompañar,

pues el viento, el viento gracioso,

se extiende como un gato para dejarse definir.

José Lezama Lima (cubano)