14 diciembre 2006

Sonido de lo innombrable


ser con él sumerigo en ´ti
cuerpo con cuerpo
poblando ese deseo plural
ser yo con él estando en ti
él remonta, yo desde arriba
con tacto desciendo
en este sabor de tierra
el tuyo de hierba
nosotros con priamvera
confesando desde cada nombre
el muro, el fondo
lo húmedo saciándose en nosotros.

París, 13-5-81, Manuel Abreu Adorno

5 comentarios:

Anónimo dijo...

ser todo, ser nada, ser todos y ninguno...en ese sublime momento nacer y morir a la vez...

Anónimo dijo...

Otro autor del que no sabía nada.Siempre que vengo por aquí, me llevo algo en las alforjas

Sonia Marcus Gaia dijo...

Nan, Detective:

Aqui de lo poco que se encuentra de Mr. Abreu. Murio en 1984 y, incluido su anonimato y demas perfidias, este don era uno de los grandes, grandes.

La deslumbrante literatura de Puerto Rico
Quiebro aquí una lanza por una gran literatura, una literatura variada, dinámica y desconocida en nuestro país. La isla cuenta además con una envidiable hornada joven que está en ebullición y que muestra los desafíos de ser estado asociado a la primera potencia mundial.
Roberto Ampuero

En estos días de verano en que muchos recomiendan libros para leer en la cama, el avión o bien a orillas del mar o la piscina, y antes que el sol retorne al hemisferio norte, donde lo aguardo con impaciencia, me permito presentar mi lista de sugerencias.

Quiebro aquí una lanza por una gran literatura, una literatura variada, dinámica y desconocida en nuestro país. Me refiero a la deslumbrante literatura de Puerto Rico. Reitero además mi admiración por la vitalidad y riqueza de la cultura del Caribe, ese arco de islas y costas situadas entre Estados Unidos y América del Sur, o entre Estados Unidos y Europa, que no sólo ha logrado resistir la influencia de la omnipresente cultura globalizadora, sino que al mismo tiempo incide creativamente en esta, imponiendo su sello en la música, las artes plásticas y culinarias, la vestimenta y la literatura mundial. No hay en la actualidad otro territorio tan variado y fragmentado que tenga tamaña influencia en la cultura del planeta. Pues bien, quiero celebrar a colegas de la isla de Borinquen.

Quien desee vibrar antes del término de las vacaciones con la vida de Puerto Rico, debe leer a Rafael Luis Sánchez, en especial La guaracha del Macho Camacho o La importancia de llamarse Daniel Santos, o a Ana Lydia Vega, autora de Pasión de historia y otras historias de Pasión, porque se encontrará con escritores sólidos, alegres y extremadamente originales, que basan su maestría en el uso lúdico de la lengua coloquial y en la musicalidad de la isla. Pasión de historia es, además, una de las obras policiales que mayor placer y sorpresa me han deparado.

Y quien guste de la denominada Generación McOndo, por oposición al Macondo del realismo mágico y Gabriel García Márquez, le sugiero que corra a conocer a quien es, a mi juicio, el precursor latinoamericano secreto del McOndismo: Manuel Abreu Adorno. Nacido en 1955 en San Juan, muerto en París en 1984, este sorprendente escritor lanza en 1978 un libro de relatos que se anticipa en 15 años al McOndismo: Llegaron los hippies. Luego consolidará este quiebre en la literatura latinoamericana mediante la novela No todas las suecas son rubias. Es urgente reconocer el temprano papel jugado por el puertorriqueño en la formación de lo que en los noventa se tornó un nuevo, refrescante y llamativo referente en la literatura regional.

En tono de leyenda

Y quien dude de la influencia que puede ejercer la literatura en la realidad, podría explorar la narrativa de Luis López Nieves, quien ha creado leyendas urbanas que los puertorriqueños asumen como verdades históricas literalmente legendarias. En 1984, su cuento Seva crea conmoción nacional al reescribir la historia oficial de la invasión norteamericana a Puerto Rico del 25 de julio de 1898.

En el relato, que comienza simulando ser una carta escrita por el autor a un periódico de San Juan, y que fue publicado por este, se habla de documentos que comprobarían que la invasión se produjo en verdad en mayo de 1898 y que encontró resistencia tan heroica en Seva, que las tropas norteamericanas liquidaron al pueblo completo, instalaron sobre sus escombros la base militar Roosevelt Roads y construyeron en las inmediaciones otro pueblo, llamado Ceiba, que existe realmente, para evitar una rebelión popular y trastocar la historia.

Fue infructuoso que López Nieves intentase explicar que aquello era solamente ficción, porque Seva se convirtió en historia de inmediato y la gente comenzó a exigir justicia y esclarecimiento del pasado. Cuando converso con puertorriqueños y los consulto sobre el tema, recibo una respuesta que mezcla sentimientos de incredulidad como orgullo isleño, pero que nunca cuestiona del todo que Seva haya existido de algún modo.

Lejos de mí está aspirar a una lista exhaustiva de escritores puertorriqueños, porque la isla cuenta además con una envidiable hornada joven que está en ebullición y muestra los desafíos de ser estado asociado a la primera potencia mundial, de vivir como "new ricans" en Nueva York, o como "ciudadanos" en la isla, o los de mantener el idioma e identidad ante el poder y el discurso de Estados Unidos. Más conocida en Chile es Rosario Ferré, quien despliega en su poderosa obra la historia de su país vista desde la clase dominante, y su tránsito de la independencia de España a la dependencia de Estados Unidos.

Algo semejante ocurre con Olga Nolla, además ensayista aguda y que, al igual que Abreu Adorno, murió desgraciadamente demasiado joven. Y también seduce con sus novelas Mercedes Santos Febres, nacida en Cuba, pero ya puertorriqueña de corazón, producto genuino del mundo caribeño en transición perpetua y que fue creado por inmigraciones sucesivas y la maquinaria del azúcar.

Contacto con Chile

Es bueno recordar en este contexto que en el siglo pasado Chile tuvo la suerte de que llegara hasta aquí el ilustre patriota y educador puertorriqueño Eugenio María de Hostos, quien no sólo luchó por la independencia de su patria, al igual que José Martí por la de Cuba, sino que contribuyó durante una década, a partir de 1889, a la modernización y laicización de nuestra educación.

Hostos, quien vivió en Chillán y Santiago, y murió en República Dominicana agobiado por la invasión estadounidense a su isla, elaboró ensayos extraordinarios sobre política, historia y educación. Sin embargo, aquí nada significativo le expresa nuestro reconocimiento. Algo parecido ocurre con el nicaragüense Rubén Darío, cuyo libro Azul, publicado en 1888 en Valparaíso, revolucionó la literatura en lengua española e inició el Modernismo. Es cierto que en el puerto hay un paseo con su nombre, que una universidad lanzó una edición de lujo para el centenario de Azul, pero en este ámbito escasean muestras contundentes de interés por los extranjeros ilustres que dejaron huella aquí, como Juan Bautista Alberdi o Domingo Faustino Sarmiento.

El nuevo gobierno, que se propone la reinserción continental del país, podría demostrar que su intención es genuina comenzando por reconocer a los latinoamericanos notables que contribuyeron a nuestro desarrollo y que hasta hoy permanecen semi ignorados.

Edilberto González Trejos - Autor dijo...

Gracias por contribuir al rescate de la obra de este autor.
Intensa, húmeda, llena de texturas y salvajidades.
Caliente, en definitiva

Sonia Marcus Gaia dijo...

lo mejor es su narrativa, pero esto es una selección personal, yo creo que abreu adorno debería ser más conocido, pero en fin... con estos bueyes del olvido y la moda tenemos que arar.